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Novalis en el primer capítulo de su Enrique de Ofterdingen, había contado el sueño de la flor azul y pasó a ser, con su persona y con su obra, un símbolo de esta flor azul, una caja de resonancia en el jardín mágico de la poesía romántica.
La flor azul es un símbolo del Romanticismo. Representa el anhelo, el amor y el afán metafísico por el infinito.
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